4/7/08




“Los campos, el aire,

los prados, las flores

y hasta las piedras

me dicen lo mismo:

que es justo, que es honroso,

que es preciso amar a Jesús,

servirle con todas nuestras fuerzas

y entregarle cada día nuestro corazón,

con más fervor ,

para que lo purifique

y lo llene de su amor”.

C. 209

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